El primer domingo de Cuaresma, la liturgia nos invita a reflexionar sobre las tentaciones que Jesús experimentó y que también enfrentamos en el camino de la vida. Me gusta ver estas tentaciones desde la perspectiva del escultismo porque en nuestra vida scout podemos experimentarlas, de hecho, las experimentamos. Por lo tanto, en el espíritu del escultismo, enfrentemos las tentaciones, luchemos contra ellas y encontremos soluciones en Jesús.
En la primera tentación, el diablo le pide a Jesús que convierta las piedras en pan. Esta tentación es el deseo de querer todo de inmediato, siempre hacer algo con la esperanza de obtener más de nuestro grupo scout y alimentar continuamente a nuestros jóvenes comprometidos en el escultismo. Jesús responde que «el hombre no vive solo de pan», lo que significa que hoy en día es esencial nutrir nuestra alma, encontrar momentos para la reflexión, la oración, compartir la fe y descubrir la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. No caigamos en la tentación de quererlo todo de inmediato, sino más bien encontremos la solución en nutrir nuestra alma.
En la segunda tentación, el diablo tienta a Jesús con el poder y la posesión, y Jesús responde que solo a Dios debemos honrar y adorar. Esta tentación en el escultismo es muy sutil: es el deseo de ser siempre el líder, de tomar todas las decisiones, de tener poder sobre los demás. Sin embargo, la solución que Jesús nos da es reconocerlo como nuestro maestro y líder, y aprender de Él, quien «lavó los pies de sus discípulos». Un verdadero líder scout está llamado ante todo a servir, proteger, animar y amar a su grupo. Solo entonces podrá ejercer el poder adecuado: el poder de la ternura, el amor y la esperanza, lo cual es lo que los jóvenes profundamente desean en su corazón hoy en día.
En la tercera tentación, el diablo desafía a Jesús a poner a Dios a prueba. Una vez más, Jesús no cae en la tentación, sino que reacciona con una solución; le dice al diablo que no debemos poner a Dios a prueba, sino amarlo y confiar en Él. Esta tentación en el escultismo puede manifestarse como la creencia de que Dios no existe o que no tiene importancia. En la sociedad de hoy, los scouts están llamados a tener una respuesta clara y fuerte a esta tentación del mundo. Su respuesta debe ser el coraje de dar testimonio del encuentro con Jesús, la fuerza de la fe y el reconocimiento de la Iglesia como madre y maestra de vida.
A la luz del Evangelio de este domingo, no debemos temer a las tentaciones porque el Señor nos enseña el camino para superarlas, vencerlas y así vivir nuestro camino de vida en la luz y belleza del amor por nosotros mismos, por los demás y por Dios.
¡Que tengas un bendecido camino de Cuaresma!