«Ensancha el espacio de tu tienda, extiende los toldos de tu morada, no los restrinjas, alarga tus cuerdas, refuerza tus estacas» (Is 54, 2). Esta es la imagen bíblica que nutre a la Iglesia Católica en este momento, momento en el que una asamblea sinodal se celebra en cada continente. Una imagen muy cercana a la experiencia concreta del escultismo y que llama a nuestras asociaciones a pasar a la acción en primera línea de una Iglesia que se mueve, que escucha y que toma decisiones para ser fiel a su identidad y su misión.
El documento de trabajo para la etapa continental desarrolla, con un lenguaje que todo scout comprende a la perfección, los tres elementos necesarios para ensanchar el espacio de la tienda: «El primero son los toldos, que protegen del sol, el viento y la lluvia, delineando un espacio de vida y convivencia. Deben desplegarse, para que también puedan proteger a los que todavía están fuera de este espacio, pero que se sienten llamados a entrar en él. El segundo elemento estructural de la tienda son las cuerdas, que mantienen unidos los toldos. Deben equilibrar la tensión necesaria para evitar que la tienda se derrumbe con la flexibilidad que amortigüe los movimientos provocados por el viento. Por lo tanto, si la tienda se expande, deben alargarse para mantener la tensión adecuada. Por último, el tercer elemento son las estacas, que anclan la estructura al suelo y garantizan su solidez, pero que siguen siendo capaces de moverse cuando hay que montar la tienda en otro lugar». Así, la Iglesia, explica el documento a continuación, «está llamada a expandirse, pero también a moverse. En su centro está el tabernáculo, es decir, la presencia del Señor. La firmeza de la tienda está garantizada por la solidez de sus estacas, es decir, los cimientos de la fe que no cambian, pero sí pueden ser trasladados y plantados en un terreno siempre nuevo, para que la tienda pueda acompañar al pueblo en su caminar por la historia. Por último, para no hundirse, la estructura de la tienda debe mantener el equilibrio entre las diferentes presiones y tensiones a las que está sometida. Esta metáfora expresa la necesidad del discernimiento».
Como católicos en el escultismo, se nos llama a formar parte de esta peregrinación: para que el escultismo no olvide que sus raíces se encuentran en la relación con Dios y para que la Iglesia no pierda su vocación de despertar en cada persona el sabor y la belleza de la vida real.