En un ambiente fraterno y de mucho diálogo, representantes de más de sesenta asociaciones provenientes de países de todo el mundo (Europa, América, Asia y África), se reunieron de forma virtual y presencial, durante tres días de intenso trabajo en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal, con la compañía de algunos delegados de la Santa Sede.

Los momentos de trabajo fueron acompañados por la Eucaristía y la oración, la convivencia en cada comida, así como distintos momentos festivos. Se discutieron múltiples puntos, desde cuestiones de fondo, particularmente expuestas en un borrador de documento titulado: “Visión Católica de la relación entre el escultismo y las religiones” –mismo que sigue en revisión–, así como cuestiones de organización y administración del Organismo Internacional. También se renovaron múltiples cargos en el Consejo Mundial, en donde ahora América tiene un representante de Brasil, y la Representación Interamericana, quedando el argentino Nicolás Nava, de la Comisión Pastoral Scout Católica (COPASCA), como su presidente, y a su vez, miembro exoficio del Comité Mundial. El presidente Georges El-Ghorayeb, fue ratificado en su cargo por tres años más.

Dentro de las conclusiones más importantes, quisiéramos subrayar, algunas:

  1. La CICE es un organismo que busca servir, acompañar a las organizaciones Scouts, particularmente las católicas, sin embargo, está abierta al diálogo inter-religioso, así como a la promoción de grupos abiertos, es decir donde convivan personas creyentes y no creyentes. Por supuesto, es también necesario considerar y alentar la promoción de grupos que quieran vivir nuestra fe, de manera particular.

2- Se reconoce que cada región del mundo ha llevado el Movimiento Scout con ciertas particularidades, sin embargo, se mantiene la esencia de ser un espacio de educación no formal para los niños, adolescentes y jóvenes

3- Su misión principal es formar mejores seres humanos, a través del juego, el encuentro y la experiencia de vida comunitaria, según las distintas etapas y contextos, es decir, procesos de educación no formal. Lo anterior implica promover integralmente a la niñez y juventud, a través el escultismo, incluyendo el área religiosa, cívica, ambiental, social y por supuesto cultural.

4- Dentro de la promesa Scout, valoramos los deberes esenciales para con Dios, para con los demás y para consigo mismo. Reconocemos que el escultismo tiene una visión integral del ser humano, y que, por ello, anima a todos a procurar relaciones de trascendencia y encuentro con los demás seres y realidades, cerrado la puerta al individualismo, la estrechez del sentido de la existencia.

5- Con relación al Método Scout, se hizo la distinción entre espiritualidad y religiosidad. La espiritualidad se reconoce como el desarrollo de las facultades interiores de todo ser humano (razón, afectos, imaginación, memoria, y sentido común), mismas que deben educarse, al ponerse en relación con otros ámbitos: los otros seres humanos, la creación y Dios. Con ellos, configuran expresiones cívicas, culturales, religiosas, entre otras. Se afirmó, que no sólo es lo exterior, lo operativo, lo material y lo superficial, lo que nos debe ocupar sino, sobre todo, lo interior, lo profundo, el sentido, así como la interioridad del ser humano.

6- Para ello, es urgente formar para el recogimiento espiritual, la escucha, el silencio, la contemplación, el discernimiento de fines, medios, circunstancias, es decir, una visión ética y de fraternidad, integrando la existencia y la amplia realidad en la que vive cada integrante, de su misión y sentido en este mundo. Por supuesto, la oración y el ejercicio de acciones religiosas concretas, como la vida sacramental y comunitaria, son necesarias y convenientes, siempre y cuando sean asumidas con libertad, formación y acompañamiento.

7- El movimiento Scout, en sí, no surge de una iniciativa eminentemente religiosa, sin embargo, este aspecto es parte esencial de él. En el método Scout, no podemos dejar de formar al ser humano, de manera re-ligada con Dios, con la creación y con los demás seres humanos. Sin desarrollar estas cualidades, la persona queda atrapada en una autorreferencialidad estrecha, egoísta y ensimismada. Al reconocernos en estas relaciones, al mismo tiempo descubrimos que estamos llamados a servirlas, custodiarlas, respetarlas y amarlas.

Esta experiencia, sumamente rica, aunque a distancia, nos lleva a reafirmar la gran herramienta del método scout, que tiene por finalidad la educación de seres humanos concretos, históricos, y por supuesto abiertos y llamados a la transformación personal y social.

Confiamos en que, frente a la claridad de conceptos y el discernimiento de nuestra misión, podamos ahora articular esfuerzos concretos de promoción de la espiritualidad y la vida religiosa, como es el diseño de un camino espiritual para cada una de las etapas de formación, así como los miembros de las comunidades adultas, de servicio.

Sin duda, los retos son muchos, pero las luces, también.

 

Ciudad de México, a  4 de enero de 2022.

 

 

 

Pbro. Eduardo J Corral Merino                                                Juan Pablo Gutiérrez Alzate

Capellán Scout Nacional de México                                    Secretario de CICE Inter-América